FORMAR CIUDADANOS, NO ESTUDIANTES
Aunque la gente no lo crea, los colegios son algo más que un lugar donde
adquirir conocimientos y vomitarlos con más o menos acierto delante de un papel
repleto de preguntas. Es cierto, que nuestra valía depende de los resultados
académicos para cierto sector de la población, pero eso no es lo más
importante, ni de lejos.
Y es que, además de saberse la capital de Madagascar o Fiji, un alumno debe saber también a tener empatía, respeto y otra gran multitud de sentimientos hacia sus compañeros, profesores y demás trabajadores del centro educativo. También aprendemos a relacionarnos con los demás desde edades muy tempranas que marcarán nuestro desarrollo social. Por otro lado, hay niños que deben comer en el colegio, porque, de lo contrario, pasan hambre. Esta semana leí que, enciertos colegios americanos, quien no paga la comida en el cole, le ponen una marca en el brazo con una cara sonriente, nótese la ironía. Si ese es el modelo que queremos en este país, bienvenido sea, pero luego no nos rasguemos las vestiduras con sus consecuencias.
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