Compañeros de siempre
Me recomendó un profesor universitario exiliado en Madrid, un falso
documental protagonizado por un artista afroamericano llamado “Killer Mike”,
más allá del curioso nombre, lo cierto es que esa obra comienza con el pobre
hombre tratando de consumir productos fabricados por afroamericanos durante
tres días. Su titánica tarea finaliza con la impresión de que, aunque muy
difícil, pudo cumplir su objetivo.
Y es ese fortalecimiento del vínculo entre consumidores y vendedores de
productos hechos aquí el que forja una comunidad civil más fuerte. Cuando
terminé de verlo, me di cuenta de que, en realidad, es ese círculo social el
que salvará al comercio local. No la creación de plataformas en internet que
compitan con las grandes empresas de Silicon Valley, no, sino algo tan sencillo
y tan complejo como el fortalecimiento y el arraigo en cada uno de nosotros del
sentimiento de comunidad. Y no hablo de nacionalismos o de regionalismos, sino
de conocer quién es el vecino, quién es el tendero, quién es el que coge el autobús
a tu lado todos los días del año mientras vas a trabajar. Quiénes integramos
esta sociedad.
Este vínculo nos mantiene unidos y hace que nos preocupemos más por los
demás, es este vínculo que mantiene unido a gente muy dispar, desde este
profesor universitario, cantantes famosos, soldados que se juegan la vida en
Oriente Medio, funcionarios, bien con años a sus espaldas o recién aprobados,
empresarios de la noche, gente que ha estudiado aquí pero ahora por
circunstancias de la vida tienen que trabajar fuera e incluso periodistas que
trabajan en este mismo periódico.
¿Qué puede unir a gente tan dispar? ¿Qué es lo que les hace continuar siendo una comunidad? ¿Qué es lo que hace preocuparse los unos de los otros? Fácil, un vínculo con esta ciudad. Compañeros muchos de nosotros de clase, eso que nos hace tan especiales y únicos. Compañeros de peripecias.
Lo que nos une a todos y cada uno de nosotros es Ourense.
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