La importancia de una orientación de calidad
Actualmente, la coyuntura económica y la galopante competitividad del
mercado, confieren una importancia capital a la formación de los individuos y
lo adecuado de esta, tanto a su vocación como a su posibilidad de entrada en el
mercado. La orientación es considerada como la otra cara del proceso educativo,
por ello el objetivo es involucrar a todos los agentes educativos en las
actividades orientativas, o lo que es lo mismo, evitar la separación entre
profesores, orientadores y padres asignando a cada uno un rol de educador
didáctico, educador vocacional y educador en el plano de los modales
respectivamente; el siguiente paso sería el alcanzar una integralidad entre
ellos, desembocando en una formación de amplio espectro donde las tareas de
orientación y tutoría jueguen un papel destacado.
No podemos obviar el papel de los de los padres en la formación y en la
orientación del alumnado. La orientación debe responder a un modelo más
abierto, interviniendo en la orientación de los alumnos de una forma más directa
y haciéndolos partícipes activos de su propio proceso orientativo a través de
la generación de programas educativos para sus carreras y programas de
pre-experiencia laboral para incrementar sus habilidades y sus capacidades en
la toma de decisiones.
Se debe promover su capacidad de autoevaluación, favoreciendo así la
iniciativa del propio alumno a la hora de incrementar o mantener su tiempo de
trabajo, generando a su vez una mejor transición a la vida adulta y dotando de
madurez su decisión de cara a un futuro universitario, de formación profesional
o laborar, más ajustado a sus capacidades.
La orientación externa que se le proporciona al alumno debe actuar de forma
dinamizadora, basándose en la autodeterminación del individuo, siendo él mismo
quien se convierta en el protagonista de su toma de decisiones, alcanzando una
posición de equilibrio con el trabajo orientativo recibido de forma externa.
En definitiva, la orientación debe conformarse como un elemento integrador
de cohesión entre la vida adolescente, durante la educación de carácter
obligatorio y la vida adulta, durante la educación de carácter vocacional o el
inicio de la carrera profesional.
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