Denunciar, un acto de valentía y de justicia

Es obvio que la infancia es la parte más importante de la vida de una persona, pues definirá sin duda alguna el futuro de ella, señalándole los valores éticos y morales que le serán de guía en la vía adulta. Esta es la causa por la que el entorno del menor es esencial en su formación personal. En efecto, deben evitarse todas aquellas situaciones de violencia en las que el niño pueda estar relacionado de forma directa o indirecta. Casos como el acoso escolar o la violencia en el hogar suponen una injerencia en la vida del menor que pueden acarrear consecuencias en la salud mental, produciendo un resultado imprevisible cuando se convierta en adulto.


Es difícil denunciar una situación de este tipo, pues es costoso que el denunciante quede en el anonimato o que, por desgracia, no sufra algún tipo de "represalia" por parte del denunciado. Sin embargo, esto no debería ser impedimento alguno, ya que la Administración debe poner todos los medios y herramientas necesarias para que el denunciante de una situación de violencia quede totalmente protegido, pudiendo quedar incluso al margen del procedimiento o haciéndolo de forma muy limitada.

En conclusión, es importante denunciar ante la autoridad competente cualquier mínimo indicio de que una situación violenta se está produciendo contra un menor y sobre todo, que dicha autoridad tome las medidas oportunas para eliminar esta conducta violenta, y las hay, sólo hay que saber cuáles son.

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