No sin mi móvil


La presencia de internet en prácticamente todos los hogares y lugares por los que pasamos o en que nos encontremos, así como el creciente uso e innovación de aparatos electrónicos y redes sociales virtuales, han llevado a la aparición de una nueva adicción, sobretodo en adolescentes, pues son el grupo de edad con mayor necesidad de aceptación: la nomofobia, que no es otra cosa que la “no móvil fobia” o miedo irracional a la ausencia del teléfono móvil.

Y es que, aunque en un primer momento puede parecernos que solo es una innovadora forma de comunicación y que su uso esta normalizado y controlado, se han empezado a observar problemas de salud ante la ausencia del móvil como de otros dispositivos electrónicos o ante la imposibilidad de comunicarse mediante redes sociales como ansiedad, taquicardia, pensamientos obsesivos y dolores de cabeza y estómago.



Del mismo modo que se externalizan y somatizan las problemáticas anteriores, subyacen otras en las personas que presentan nomofobia entre las que se encuentran la baja autoestima, los problemas en las relaciones interpersonales cara a cara y en la gestión y resolución de situaciones conflictivas, inseguridad social y personal, o incluso, insomnio, dada la necesidad de conexión continua.

Ante la aparición de estos trastornos tan diversos debido al uso patológico de las nuevas tecnologías, cabe resaltar la importancia de la educación de los menores y las menores para la prevención de su aparición, haciéndoles entender la importancia del uso adecuado de los dispositivos electrónicos, así como los peligros de su uso indebido.

Por último, apuntar algunas recomendaciones a la hora de controlar el uso adecuado y razonable del móvil, entre los que añadimos apagarlo o silenciarlo en comidas y reuniones con familiares y amigos y dar mayor relevancia a la vida real frente a la realidad virtual.

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